Informe especial
Educación - 02 de Mayo
Ciencias y matemática
Despertar la curiosidad de los chicos con libros
En el marco de la Feria del Libro, se presentó la primera etapa de la colección "Las Ciencias Naturales y la Matemática", producida y editada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica del Ministerio de Educación de la Nación. El enfoque que hace de la ciencia es divertido, apasionante.
El propósito fundamental de la iniciativa es permitir a los docentes elaborar estrategias más creativas y motivadoras, y a los alumnos indagar acerca de nuevas alternativas vinculadas con las ciencias y la matemática.
Hasta hoy se distribuyeron en el país 800 mil ejemplares que corresponden a los primeros ocho títulos de la colección y a partir de julio, los autores de las distintas disciplinas recorrerán el país para presentar la serie.
Durante la presentación de la Colección, estuvieron presentes el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, la directora del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), María Rosa Almandóz, y los escritores de los libros que fueron convocados por la cartera educativa a participar de esta iniciativa.
Muchos de ellos, explicaron el proceso de elaboración de sus textos.
La ciencia da sorpresas
“La ciencia es muy divertida, es apasionante, lo mejor que pueden hacer es pensar de forma científica la vida y esto quiere decir hacerse preguntas”. Así enfatizó Diana Kelmansky, profesora universitaria y autora de Estadística para todos.
En su libro, Kelmansky intentó brindar a los chicos herramientas para tratar de responder esas preguntas: “Incluí en el libro temas variados de estadística con datos de la Argentina porque me interesa explicar fenómenos que tiene que ver con nuestro país”.
En la sala Julio Cortázar, propuso a los estudiantes realizar un ejercicio con el fin de mostrar que la ciencia da sorpresas. Puso como ejemplo una encuesta sobre las elecciones realizada en un pueblo de 10 mil habitantes, y luego preguntó: “Si queremos saber lo mismo en un pueblo de 100 mil habitantes y en otro de 500 mil, ¿cómo debería cambiar la muestra para adecuarla a estas cifras?".
Tras el silencio prolongado de la sala, respondió: "Nada, lo natural es creer que si la población es grande tiene que aumentar la muestra, y la estadística nos dice que el tamaño de la muestra para un mismo grado de certeza no depende del tamaño de la población. Los quería dejar con esta inquietud”, concluyó.
Cuentos que hablan de biología molecular
Mariano Allo está cursando el doctorado en biología molecular en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Fue convocado por la cartera educativa nacional a participar de la colección y, junto a Paola Bertucci, escribió el libro Bio-logía molecular. La logia desconocida.
El joven científico explicó el difícil proceso de elaboración del texto: “En la dificultad de la enseñanza existen dos componentes principales, la metodología y el contenido, es decir, cómo y qué se enseña”.
Advirtió, además, que se produjo con “un lenguaje muy sencillo y coloquial, casi como una charla entre el autor y el lector”. Y en relación a los contenidos, destacó que cada concepto fue explicado primero mediante algún ejemplo sencillo, familiar y atractivo para los chicos: “Recurrimos a cuentos, historias y viajes en el tiempo”.
Además, relató que a lo largo de la escritura del libro surgió el objetivo de volcar su experiencia de vida: “Tratamos de darles herramientas para que sepan que es lo que hace un científico, cómo vive y a qué se dedica un biólogo molecular”.
Una trampa para despertar inquietud
Cómo hablarle a un joven y cómo generarle interés fueron las preguntas que motivaron al texto de Andrés Folguera, que escribió, junto a Mauro Spagnolo, De la Tierra y los planetas rocosos. Una introducción a la tectónica.
Folguera contó que, como estrategia pedagógica, llegó a la idea de confundir al lector con una distracción de la realidad: “Este acto de distracción conlleva una pregunta básica e ineludible. El propósito es que los alumnos se pregunten “cómo puede ser esto, cómo puede funcionar esta cadena de hechos que parecen inconexos, en esta historia hay cosas que no funcionan o por lo menos deben faltar datos”, dijo.
“La pregunta –continuó- es infinitamente más importante que cualquier respuesta que derive de la misma. En particular nuestro libro se estructura a través de preguntas porque creemos que son la respuesta obvia a uno o dos párrafos previos llenos de trampas o lleno de hechos incompletos. La respuesta cambiara en el futuro a la luz de nuevos datos pero probablemente esas preguntas perduren en el tiempo”, remarcó.
Un primer paso para generar ganas de investigar
A Mabel Rembado le tocó el turno de escribir La Química de los alimentos. Al asumir esta desafío, se preguntó de qué manera podía entusiasmar a los chicos: “Acordamos tomar los principios alimentarios para ver que funcionalidad brindaban a los alimentos con una gran parte experimental. Así, el libro contiene unas treinta actividades relacionadas con cosas de todos los días. La idea es proponer una experiencia abierta para que puedan seguir investigando con sus docentes”.
“En definitiva, se trata de generar un primer paso para crear la duda, las ganas de investigar y de saber un poco más”, manifestó Rembado.
Un libro que invita a pensar
“El desafío es partir de algo de todos los días para llegar luego a la rigurosidad en los conceptos, en las definiciones”, reflexionó Mónica Bocco, autora de Funciones elementales para construir modelos matemáticos.
La científica destaca que la finalidad del libro es que a los chicos no sólo les sirva para la matemática sino para ser ciudadanos comprometidos: “Quiero que los invite a pensar, a ser curiosos, que los lleve a contrastar su solución con la de los otros. Quiero dejar problemas abiertos para que piensen en grupo y sepan que no siempre hay una solución, que muchas veces los problemas quedan abiertos”, dijo.
Fuente: http://www.prensa.argentina.ar/
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